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Un poco de historia

¿Por que la Plaza homenaje a la Escuela Pública?

Se nos ocurrió una idea!

La plaza de Las Torres siempre fue una preocupación para los/as vecinos y vecinas de la zona. Muchas veces se ha arreglado, modificado e incluso realizado jornadas con la comunidad para generar el sentido de pertenencia que garantizara su cuidado.

Sin embargo, a medida que el tiempo pasó no se pudo crear ese lugar de encuentro en dónde todos y todas se sintieran parte de él.

Los vecinos y vecinas no bajaron los brazos y un día se unieron con la Escuela 188 e impulsaron con los niños y niñas la idea de construir una plaza diseñada y pensada desde la comunidad.

Así se dieron los primeros pasos, y en diálogo con el gobierno del Municipio a se trabajó en conjunto y en el Cabildo del año 2018 se consulta a la ciudadanía para pensar el espacio como un lugar de reconocimiento de la función de la escuela pública en la vida del barrio.

Poco a poco las ideas se plasmaron y el trabajo conjunto posibilitó que el sueño se vuelva una realidad.
Vamos a tener esa plaza que a la hora del recreo se trasforma en el patio escolar donde niños y niñas llenan de vida cada uno de sus rincones.

Logramos que el encuentro sea la principal razón por la cual nos acercamos a la plaza, por lo que juntas y juntos pensamos que la convivencia intergeneracional pueda darse naturalmente.

Se diseñaron espacios, no sólo para los más pequeños, sino también rincones para personas adultas y adultas mayores, contemplando las necesidades de cada etapa de vida.

¿Por qué la Plaza? Porque es una buena idea, porque fue, es y será parte de nuestra identidad como barrio, porque nació de las ideas propuestas desde la comunidad, porque se logró trabajar coordinadamente con las autoridades con el respeto y la seriedad que un proyecto como este implicó, porque en definitiva se demuestra una vez más que la participación de la ciudadanía es clave para transformar la vida cotidiana.

Virginia Mercader
Asistente Social referente del Área Social del CCZ 18


Por Rómulo Guerrini

Me llama Andrés y me pide alguna nota sobre la casa en la cual funciona la escuela Nº 178 a propósito de la inauguración de la “Plaza de la Escuela
Pública”, en el emblemático barrio “Las Torres”.

Magnífica idea, no creo que se le hubiera podido dar mejor destino a ese lugar.

Tendremos ahora un espacio comunitario convertido en tierra fértil para que en él crezcan y se desarrollen esas semillas de futuros hombres y mujeres que son hoy nuestros niños.

Estamos hoy aquí, en la inauguración de esta maravillosa plaza, estratégicamente situada al lado de una escuela con la cual, sin duda, va a tener una nutrida sinergia funcional, en medio de un populoso barrio que crece en sus horizontes y crece en su gente, comprometida con una identidad ciudadana que se expresa haciendo bien al prójimo.

Si hacemos referencia al edificio original de la Escuela podemos decir que fue construido alrededor de 1900 y que sirvió de asiento a una de las innumerables granjas de la zona, en esos momentos.
Primero fue la familia de Pascual Myete, y luego la familia de Leopoldo Scarzzela, quienes labraron estas tierras cultivando básicamente lo que era el combustible del momento: La alfalfa.

Detrás de la casa estaban los galpones de servicio, herramientas, animales, acopio de forraje, etc. Desde allí en primavera, se visualizaba el campo cuya imagen era perfectamente asimilable a un océano azul violáceo en el cual las flores se agitaban formando como olas producidas por la caricia del viento.

Placidez campesina, primero interrumpida por el hormigonado del antiguo Camino del Cerro al Paso de la Arena, luego por la implantación de las torres que, sin saberlo, iban a dar origen al nombre de un barrio, y al final desaparecida con el inicio del fraccionamiento.

Vaya el más absoluto reconocimiento para quienes pensaron, impulsaron y concretaron este proyecto.

Los acompañamos en la esperanza que quienes por aquí pasen puedan recordar, algún día, que tuvieron el privilegio de asistir a nuestra querida Escuela Pública y, no sólo recordar sino también agradecer las herramientas que nos dio para poder defendernos en las diferentes situaciones que la vida nos fue planteando, contribuyendo de esa manera a la formación de una sociedad más justa y solidaria.